Soñando escribí un poema
porque soñando sentí tu piel,
soñando vi como quema
el fuego de un fiel papel.
En el poema de mi sueño
de un destello me enamoré,
y en mi quimera eras dueño
del fulgor que amé.
Aún sin haber despertado
tu boca un beso dejó
y el rumor resquebrajado
de mi sueño me despojó.
Me dejó sin fulgor, me quedé sin tu piel,
me quedé sin poema; en blanco mi fiel papel.-
Hasta el próximo tic tac
24 septiembre 2009
17 septiembre 2009
Fantasias II - El Encuentro
Sus miradas se cruzaron en silencio un instante más de lo habitual.
Meses y meses de angustia, ansiedad, deseo y diálogos a oscuras se hacían presentes en ese encuentro. Furtivo. El primero.
Latidos y respiraciones resonaban en un cuarto aislado del mundo: de sus respectivos mundos, tan reales… tan crueles… anacrónicos. Las palabras sobraban ahora (ya habría tiempo después). ¡Estaban tan hartos de palabras! Sólo querían mirarse y ver en otros ojos las propias incertidumbres (¡Cómo enamoran las incertidumbres!).
“¿Estará decepcionado?”
“¿Le gustaré?”
“¿Será verdad todo esto?”
“¿No será que estoy soñando, otra vez?”
Las sonrisas empezaron a despejar las dudas, y los pasos siguieron a las sonrisas. Se acercaron lentamente, y lentamente ella levantó la mano para acariciar su mejilla. Como si quisiera comprobar que era real.
Él reaccionó al gesto,estremeciéndose, la tomó de la cintura y acortó la escasa distancia que los separaba.
Ambos luchaban entre el deseo de cerrar los ojos, para disfrutar de las sensaciones, y la necesidad de mantener la vista fija en el otro, para comprobar que aún seguía ahí… Hasta que sus labios coincidieron... Entonces, y sólo entonces, les bastó con la energía que les traspasaba la piel.
El beso más tierno, más profundo y más apasionado de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
**
Horas después (horas plenas de pasiones, palabras y especulaciones sobre caminos que se cruzan demasiado tarde), la luz del sol a través de las persianas les advirtió que sus mundos reales, esos inoportunos, se acercaban. Implacables. Crueles. Unidos de alguna manera para siempre a partir de ahora (¿por qué ahora?, ¿por qué así?)
Llegaba el momento de marchar.
El silencio volvió a hacerse presente: las miradas bastaban para transmitirse las mismas certezas, la misma angustia. Ella levantó la mano para tocarle la mejilla y grabar el recuerdo de su piel.
El beso más tierno, más triste y más cruel de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
Último recuerdo de aquel encuentro. Furtivo. El último…
Maldita manía que tiene el destino de anunciar así su presencia y demostrar quién es el que decide.
Meses y meses de angustia, ansiedad, deseo y diálogos a oscuras se hacían presentes en ese encuentro. Furtivo. El primero.
Latidos y respiraciones resonaban en un cuarto aislado del mundo: de sus respectivos mundos, tan reales… tan crueles… anacrónicos. Las palabras sobraban ahora (ya habría tiempo después). ¡Estaban tan hartos de palabras! Sólo querían mirarse y ver en otros ojos las propias incertidumbres (¡Cómo enamoran las incertidumbres!).
“¿Estará decepcionado?”
“¿Le gustaré?”
“¿Será verdad todo esto?”
“¿No será que estoy soñando, otra vez?”
Las sonrisas empezaron a despejar las dudas, y los pasos siguieron a las sonrisas. Se acercaron lentamente, y lentamente ella levantó la mano para acariciar su mejilla. Como si quisiera comprobar que era real.
Él reaccionó al gesto,estremeciéndose, la tomó de la cintura y acortó la escasa distancia que los separaba.
Ambos luchaban entre el deseo de cerrar los ojos, para disfrutar de las sensaciones, y la necesidad de mantener la vista fija en el otro, para comprobar que aún seguía ahí… Hasta que sus labios coincidieron... Entonces, y sólo entonces, les bastó con la energía que les traspasaba la piel.
El beso más tierno, más profundo y más apasionado de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
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Horas después (horas plenas de pasiones, palabras y especulaciones sobre caminos que se cruzan demasiado tarde), la luz del sol a través de las persianas les advirtió que sus mundos reales, esos inoportunos, se acercaban. Implacables. Crueles. Unidos de alguna manera para siempre a partir de ahora (¿por qué ahora?, ¿por qué así?)
Llegaba el momento de marchar.
El silencio volvió a hacerse presente: las miradas bastaban para transmitirse las mismas certezas, la misma angustia. Ella levantó la mano para tocarle la mejilla y grabar el recuerdo de su piel.
El beso más tierno, más triste y más cruel de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
Último recuerdo de aquel encuentro. Furtivo. El último…
Maldita manía que tiene el destino de anunciar así su presencia y demostrar quién es el que decide.
Hasta el próximo tic tac
09 septiembre 2009
Anhelos
A su cabello oscuro
van a dormir mis sueños
para poder unirse
a los anhelos de su mirar.
Quisiera poder dormir
sobre mis propios sueños
para que en su viaje sublime
me acerquen a usted.
Quisiera poder posarme
en su cabello oscuro
y, como mis sueños,
entre el perfume dormir.-
van a dormir mis sueños
para poder unirse
a los anhelos de su mirar.
Quisiera poder dormir
sobre mis propios sueños
para que en su viaje sublime
me acerquen a usted.
Quisiera poder posarme
en su cabello oscuro
y, como mis sueños,
entre el perfume dormir.-
Hasta el próximo tic tac
03 septiembre 2009
Perdóneme
Extraño héroe en la distancia,
despertó más de un letargo,
culpa de mi inconstancia
le envío este ruego amargo:
perdone estos sentimientos,
que a su lado están… silentes,
descontrol de pensamientos
en otra historia presentes.
De corazón le aseguro,
maestro mío querido,
de sensación tan profunda
con mi sorpresa redunda
un pasatiempo perdido,
encontrado tras un muro…
Hasta el próximo tic tac
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