26 agosto 2009

Mitología I: Ártemis

La diosa griega de la caza y hermana de Apolo, Ártemis, era hija de Zeus y Leto. Cuando Hera, la celosa esposa de Zeus y diosa del matrimonio, descubrió que Leto estaba embarazada de éste, prohibió que diera a luz en cualquier lugar donde diera el sol. Zeus intervino para que el viento Aquilón recogiera a Leto y la llevara junto a Poseidón, quien la transportó hasta la isla Ortigia (más tarde llamada Delos) y la protegió con sus olas. Según cuentan algunos cronistas, Ártemis nació primero, y ayudó a su madre a traer al mundo a su hermano Apolo, razón por la que es adorada en algunos sitios como diosa de la fertilidad y los partos. Otros, dicen que en Ortigia nació Ártemis y en Delos (que es una isla distinta) nació Apolo.
Habitualmente representada portando arco y flechas, rodeada de animales salvajes y de caza, ha sido asociada a la luna (como Apolo al sol), por lo que Suele llevar también una antorcha lunar.
Eternamente joven y virgen, fue una de las deidades más ampliamente veneradas y una de las más antiguas. Cabe aclarar que el concepto de virginidad era interpretado de manera diferente a la actual. Algunos autores creen que en aquellos tiempos una mujer virgen era una mujer soltera, sin ataduras con hombre alguno. Interpretación que coincide con el espíritu de naturaleza indomable de la diosa.
También ha sido considerada como la protectora de la Amazonas: una raza de guerreras que excluían a los hombre de su sociedad, aunque mantenían relaciones sexuales ocasionales con los que habitaban los estados vecinos. Las niñas nacidas de estas relaciones, eran entrenadas para la guerra y los niños, asesinados o enviados a vivir con sus padres. Tenían la costumbre de quemarse el pecho derecho, para facilitar la tensión del arco, hecho que no ha impedido que fueran representadas como bellísimas mujeres sin signos de mutilación.
En la mitología romana la diosa de la caza, Diana, poseía santuarios por todo el imperio. Se cuenta que los hombres, excluidos de sus festividades, corrían el riesgo de ser destrozados por sus perros si osaban entrar en el templo durante los rituales.
Para la mitología etrusca, Aritimi o Artume, hermana de Aplu, pasó de ser una arquera cazadora que cabalgaba sobre ciervos, a ocuparse del mundo musical, tañendo liras, y luego a proteger a los niños.
Vengativa y rencorosa, Ártemis descargaba su cólera utilizando flechas que provocaban una muerte repentina, aunque, como el resto de los dioses, tenía otras formas de aplicar el castigo. Entre sus víctimas podemos citar a Acteón, príncipe cazador que, habiéndose perdido en el bosque, observó cómo Ártemis y sus ninfas se bañaban desnudas en una charca. Al descubrirlo, las ninfas gritaron furiosas y se apresuraron a cubrir con sus propios cuerpos a la diosa que, al no tener al alcance sus armas, lo convirtió en un ciervo y envió tras él a sus propios perros que no reconocieron a su dueño y lo devoraron. En otros relatos, el motivo de la ira de Ártemis se debe a que Acteón alardeara de ser mejor cazador que la deidad. Sin embargo, esta diosa, que también era considerada la protectora de los niños, no siempre tenía un carácter tan violento y cruel: Hipólito, joven apasionado por la caza y las artes violentas, era hijo de Teseo y la amazona Antíope (aunque hay versiones que mencionan como sus madres a Melanipa o Hipólita). Veneraba a Ártemis y, enamorado de ésta, menospreciaba el amor de Afrodita quien, ofendida, despertó en Fedra, la segunda esposa de Teseo, una incontrolable pasión despreciada por el casto joven. Despechada su madrastra lo acusa de haberla violado provocando que Teseo, enfurecido con su hijo, pidiera venganza a Poseidón. Cuando Hipólito calvagaba en su carro el dios del mar le envió un monstruo marino que provocó que muriera aplastado por sus caballos. Apenada, Ártemis, ruega a Asclepio (dios de la medicina) que resucite a su fiel devoto, para luego enviarlo a su templo en Aricia (Italia), donde fue identificado con Virbio, compañero de la diosa.
En definitiva: una diosa salvaje, rodeada de fieras, vengativa y a veces cruel, pero fiel a quienes le son fieles.
Hasta el próximo tic tac

20 agosto 2009

Fantasias I - El concierto

Esperó a que la sala empezara a vaciarse antes de comenzar a recoger sus cosas. Necesitaba unos momentos de introspección para poder dejar gravado en su espíritu aquel concierto. No es que fuera aficionada a ese estilo musical, pero aquellos chicos embriagan el alma. Mientras aplaudía a rabiar, de pie, junto al resto del público pensó:
“Mañana tendré resaca”
Pero la idea no le disgustó, más bien, todo lo contrario. Buscó el casco debajo de la butaca, se colgó el bolso y camino lentamente hacia la salida, recordando cada nota, cada voz, cada canción… Intentando que el mundo a su alrededor no le provocara distracciones, envuelta en la música.
Así llegó hasta la puerta de salida y sintió el aire fresco en la cara. Se acercó a la moto y buscó las llaves en el bolso antes de cruzárselo al cuello, para que no le molestara al conducir. Tan concentrada estaba, que no notó la puerta lateral que se abría, ni a la persona que salía por ella, hasta que escuchó el primer grito. Alguien estaba parado, bajo la marquesina del teatro, insultando ferozmente al sorprendido cantante que esperaba al resto de sus compañeros.
Al principio, ninguno pudo entender de qué se trataba. Luego, la expresión del cantante fue cambiando a medida que las palabras iban tomando forma. Entre insulto e insulto, el desaforado iba dando a entender todo aquello que le disgustaba del grupo, de su música y del mundo en general... Ella suspiró, ¿era necesario armar tanto escándalo? “Si yo me pusiera a gritarle a la gente sólo porque no me gusta lo que hacen, me habría quedado sin empleo...” Puso el casco sobre el asiento de la moto y se giro, dispuesta a contestarle alguna cosa que lo hiciera callar, cuando escuchó a aquel loco pronunciar esa palabra, una acusación, la peor... No le hizo falta mirar al cantante para saber lo que se disponía a hacer. En un instante, sin pensarlo, ella se interpuso en su camino y lo frenó. Las dos manos, firmes, en su pecho. _ ¡Espere! … ¡Escúcheme!... ¡Espere!_ intentaba hacerse oír entre los gritos de ambos. El loco seguía parado frente al teatro desafiandolo. Él intentaba zafarse suavemente. A pesar de que la rabia le impedía ver a la persona que intentaba frenarlo, aún le quedaba el suficiente sentido común como para saber que no quería hacerle daño, no a ella, que seguía intentando evitar un desastre. “¡Quién me ha mandado a meterme en esto! ¿Ahora cómo hago para que me escuche y ver si logro calmarlo?” Y entonces, en un impulso... _DEME UN BESO Se paró en seco y la miró, interrogante. Ella sonrió: _Necesitaba que me hiciera caso… No vale la pena, no es más que un idiota _ ¿De verdad me está diciendo que no merece que alguien lo haga callar? Los gritos del hombre seguían sonando de fondo… _Sí, claro que sí… ¡y rápido! Pero no usted. Usted tiene talento...toca la guitarra, el piano… ¿Quiere dejarse los dedos en la cara de ese descerebrado? _
Los gritos del hombre la estaban sacando de quicio.
Se giró para enfrentarlo: _¿Por qué no te vas a escuchar a Britney Spears?_ la carcajada que sonó a su lado finalmente consiguió callar al loco_ No, en serio, ponete un DVD y hace… lo que quieras….Aaaahg _volvió a mirar al cantante_ ¡Qué asco! ¿A mi sola se me ocurre?Ahora no podré quitarme esa imagen de la cabeza… _ Tal vez yo pueda ayudarla...
Y así, sin decir más, se acercó a su boca y la besó. Suavemente, por si acaso. Un beso dulce y armónico. Como si conociera esos labios de toda la vida y, al mismo tiempo, con la intensidad de quien quiere descubrir cada rincón, cada sabor…
La idea funcionaba, ahora mismo su mente se concentraba sólo en fijar las sensaciones que estaba recibiendo. El loco desapareció (literalmente): es probable que se sintiera fuera de lugar, descolocado por esa reacción inesperada. _Puede abrir los ojos…_ le dijo al separarse _ ¡Shhh! Se está tan bien en otro mundo…_ susurró ella _Bueno, este parece haber mejorado un poco, ¿no? Abrió los ojos y lo miró un instante antes de descubrir, junto a la silenciosa puerta lateral, a los otros 5 integrantes del grupo mirando la escena con una mezcla de sorpresa y diversión en sus expresiones. _Creo que tenemos público. Será mejor que me vaya… _No. Espere, por favor. Dígame, al menos, quién es usted_ le gritó mientras ella se sentaba en la moto. Sonrió detrás del casco: _Una sombra… El ruido de la moto silenció cualquier intento de réplica. Ella seguía sonriendo mientras conducía de vuelta al hotel. Ahora tendría algo más que llevarse cuando, al día siguiente, el avión despegara rumbo al otro lado del mundo, su lado…
Hasta el próximo tic tac

13 agosto 2009

Instrucciones para hacer una encuesta

La encuesta es una herramienta de estudio, un procedimiento para obtener información mediante entrevistas basadas en un cuestionario. Es la técnica que más se utiliza para la obtención de datos que luego influirán en la toma de decisiones. Decisiones que generalmente consisten en dejar las cosas tal como están.
Para realizar una encuesta, es imprescindible el diseño previo de un cuestionario.
Para ello, existen unos seres misteriosos, casi mitológicos. Todos sabemos que existen, aunque no los hemos visto jamás. Estos seres, llamados Técnicos, viven aislados del mundo, encerrados voluntariamente en cuartos sin ventanas con las paredes forradas de títulos universitarios que, de más está decir, no bajan de Licenciaturas. Ellos son los encargados de elaborar el cuestionario y redactar las preguntas que hombres y mujeres reales accederán a contestar.
El nexo entre el mundo real y el Técnico, es el Encuestador. Un ser mágico capaz de conseguir, por ejemplo, que una persona recién llegada a casa después de un día agotador y rodeada de hijos y pareja exigentes, escuche, interprete y responda a preguntas como las siguientes:
  • En el último año (12 meses, 365 días, etc.), ¿cuántas veces ha consultado usted la hora en un reloj? (y dónde sino)
  • En el marco económico actual, ¿cree conveniente la aplicación de medidas intervencionistas que aseguren el superávit en el saldo de la balanza comercial?

De acuerdo, estas dos me las he inventado, pero poseo pruebas empíricas de que no me he alejado mucho de la realidad.

Evidentemente, no cualquier mortal puede ser Encuestador. No es que haya que pasar por Hogwarts, pero existe una serie de reglas que deben cumplirse a la hora de realizar una encuesta y que no cualquiera está dispuesto a aceptar. Dichas reglas serán detalladas a continuación, con algunos añadidos propios (entre paréntesis): -La encuesta debe ser realizada en su totalidad al entrevistado (es decir, no se invente la encuesta)

-No deben ser falseados los datos del entrevistado (si se llama María, no diga que es un hombre porque no se lo cree nadie)

-No debe omitirse ninguna pregunta (por muy larga que resulte la encuesta o muy estúpida que resulte dicha pregunta)

-La amabilidad, la educación y las ganas de hacer las cosas bien deben mantenerse durante todo el contacto con el entrevistado (si quiere insultarlo, espere a acabar la encuesta y encontrarse a una distancia que le asegure no ser escuchado)

-Se requiere seguridad y confianza en uno mismo para reducir el número de negativas (es decir, esto sirve para algo: créalo)

-Las preguntas deben leerse literalmente, tal y como han sido diseñadas por los técnicos. ()

-No se debe condicionar las respuestas (“Si elige la primera lo mato”) ni reaccionar negativamente ante ellas (“¡Cómo se le ocurre decir eso! ¡Tiene que estar usted loco para pensar así!”)

-Salvo indicación contraria, las encuestas se realizaran en el domicilio del entrevistado, por lo tanto se debe confirmar que éste vive allí habitualmente (evite hacer la encuesta al amante ocasional, salvo que éste le invite a pasarse por su casa)

-Al acabar la encuesta, el entrevistador agradecerá la colaboración y se despedirá cortésmente (se ruega a los/las encuestador/as no seducir a los/las entrevistados/as: no está bien visto)

Los encuestadores telefónicos (sus poderes mágicos son los mismos, pero trabajan en una oficina, con la vista fija en un monitor y la oreja pegada al auricular del teléfono) deben cumplir, además de lo anterior, unas normas de conducta bastante específicas:

-Puntualidad

-Higiene personal y del espacio de trabajo

-Control de sus adicciones (tabaco y demás…), excepto durante el período de descanso (aunque en éste sólo se acepta el tabaco)

Además…

-Está prohibido realizar llamadas personales sin permiso (cuando pida permiso, recuerde especificar si la llamada es local o internacional)

-Se ruega no romper el material de trabajo

-Es indispensable sentarse correctamente y mantener las formas ()

Todas estas normas aseguran a nuestros técnicos la fiabilidad de los resultados posteriormente recogidos en informes que serán entregados a personas importantes que no los leerán jamás...

Hasta el próximo tic tac

06 agosto 2009

Maternidad patológica.

Por qué la maternidad ha de implicar, indefectiblemente, el sufrimiento eterno? A nadie (o casi) es ajena la ingratitud que todos los padres soportan en ciertas etapas de la vida de sus hijos (la condición de retoños nos es común a todos). Pero lo que me pregunto es: ¿Por qué la maternidad es la única que tiene la obligatoriedad del sufrimiento como garantía de calidad.
"Hay mujeres para quienes los hijos no son lo más importante del mundo: como éste no era el caso, "mi mujer" prefirió vivir todos los dolores del parto como una campeona." Escuchando frases de esta guisa, no puedo evitar que el rechazo de la epidural me resulte no menos que misógino. Con cada contracción estamos expiando la culpa de nuestro pecado original... del nuestro y del de todo el universo!! ¿Es que aquellas que padecen (sí, "padecen" porque no nos olvidemos que es una intervención quirúrgica) una cesárea se preocupan menos del bienestar de sus hijos? ¿O,acaso, quienes pueden elegir un parto natural con ayuda de la epidural serán peores madres? Eso significaría que las mujeres que prefieren tener a sus hijos de la manera más natural posible (en sus casas, amparadas por una comadrona) tienen garatizada la educación y la calidad humana de sus vástagos en el futuro. No hace falta retroceder mucho en el tiempo para concluir que, de ser esto cierto, el mundo en que el vivimos sería otro...
Sarcasmos al margen, no tengo nada en contra de quienes eligen soportar el dolor. Lo que me resulta molesto es que esto sea enarbolado como bandera de la maternidad. Porque esta elección no es más que eso: una elección, personal y femenina, a la que deberíamos optar libres de presiones externas. Cada mujer debería poder decidir en cualquier momento si padecer o no los dolores del parto, sin tener que buscar luego excusas que alivien conciencias y desvíen miradas acusadoras.
Dudo mucho que una extracción de muelas sea más doloroso que un parto; sin embargo, a nadie se le ocurre hacerse el valiente frente al dentista ni, mucho menos, salir de allí alardeando de ello (básicamente porque le tacharíamos de idiota).
Francamente, me resulta irritante la superioridad con la que algunas mujeres describen cómo lloraban de dolor mientras sus bebés mamaban leche, sangre y angustia... Sobre todo, cuando 20 o 30 años después las oyes llamarlos por teléfono, al mediodía, para que se levanten de la cama y, de paso, para instruirlos en la ubicación de un desayuno que ella, como buena madre, le ha dejado listo para calentar...
Hasta el próximo tic tac