11 noviembre 2009

Henriette - La amante de Casanova

“Quienes creen que una mujer no es suficiente para hacer feliz a un hombre durante las 24 horas del día, es porque no han conocido a Henriette. La alegría que inundaba mi alma era mucho mayor cuando dialogaba con ella durante el día que cuando la tenía entre mis brazos por la noche.” Así escribía Casanova sobre la amante más importante de toda su vida.
Cuando la conoció, Casanova se encontraba muy predispuesto a volverse a enamorar: con 24 años aquel joven tan necesitado de cariño que recorría Italia sin rumbo fijo comenzó a valorarse a sí mismo gracias a ella.
Y no era para menos. Es fácil imaginarse como se sentía al saberse amado por una mujer como Henriette: bella, inteligente, valiente y de ideas sexualmente liberales. Lo único que le exigió jamás a Casanova fue la promesa de no comprometerse. Aquella mujer elegante, culta e ingeniosa era la pareja ideal para un hombre como él. No es de extrañar que la amara con devota admiración.
La conoció en un albergue de Cesena, en el que había hecho un alto de camino a Nápoles, vestida con ropas de hombre y con el pelo cortado a lo varón. Acompañada de un capitán húngaro con quien no podía entenderse puesto que él sólo hablaba latín, y ella francés. Decidido a arrebatársela, Casanova cambió su itinerario y ofreció a ambos viajar en su carruaje privado hasta Parma. Carruaje del que no disponía, por lo que debió salir rápidamente a comprar por un valor más que elevado. En Bolonia, cuando la misteriosa historia de Henriette comenzaba a salir a la luz, Casanova, obsesionado también por la intriga, le pidió desesperadamente que le permitiera llevarla a Parma él mismo. Pero, a diferencia del húngaro que se había comprometido a dejarla allí a su libre albedrío, él se confesó incapaz de semejante acto.
Como su amigo, y enamorado como estaba de ella, le resultaba imposible dejarla sola, sin dinero ni amigos, y con un desconocimiento total del idioma.
“Olvidadme es una palabra que se dice pronto. Pero sabed madame, que un francés puede ser maestro en olvidar, pero un italiano, a juzgar por mi mismo, no dispone de tan singular poder”
Al llegar a Parma, se registraron con nombres falsos en un albergue en el que permanecían recluidos la mayor parte del tiempo. En las escasas ocasiones en las que Casanova salía, Henriette se quedaba en la habitación, acompañada de la doncella y el profesor de italiano que él había contratado para ella.
En una ocasión, Casanova la persuadió de asistir a un concierto privado en casa de Dubois Chatelleraut. Al principio, ella mantuvo su perfil bajo, hasta que, tras acabar el concierto de cello, se puso de pie para felicitar al solista y, sin timidez alguna, le arrebato el instrumento y pidió a la orquesta que tocara de nuevo.
El violoncello, debido a la postura que debía adoptar quien lo ejecutara, no era un instrumento adecuado para que una dama en aquella época, por lo que Casanova (considerando impensable que supiera tocar)temió por ella, hasta que la escuchó interpretar la obra con tal perfección que el público la ovacionó. La admiración y el amor que sentía era tal, que salió al jardín y estalló en lágrimas, incapaz de comprender que esa mujer de tanto talento fuera suya.
Al día siguiente, visitó al más importante luthier de Parma y le compró un cello.

Pero, ¿quién era aquella mujer culta y refinada y por qué se había visto obligada a viajar vestida de hombre, en compañía de un capitán húngaro que no entendía su idioma?
Henriette jamás reveló su historia completa, tal vez por miedo a quedar en mal lugar ante los ojos de su amante. Fue muy cuidadosa al contar a Casanova sólo aquellos aspectos que consideraba oportuno revelar.
Había conocido al húngaro en Civitavecchia, donde llegara acompañada de un hombre mayor que, según dijo, era su suegro que tenía la intención de recluirla en un convento. En Roma, al volver a encontrarse con el capitán, no desaprovechó la oportunidad de escaparse con él y acompañarlo en calidad de amante durentesu viaje hasta Parma.
Le contó a Casanova que provenía de una familia aristocrática de Provença, que se había casado y que había cometido tres locuras en su vida. La última de ellas (escaparse en Roma) podría haber arruinado su vida “...de no ser por vos. Una locura maravillosa que ha sido la causa de que os conociera”

Los cronistas dudan de la veracidad de esta historia, puesto que consideran poco probable que el suegro la llevara hasta Italia cuando en Francia había una gran cantidad de conventos adecuados a sus intenciones. Asimismo, todos coinciden en que la intención de Henriette al dirigirse a Parma, era encontrar la oportunidad de ponerse en contacto con su familia y lograr regresar a casa, no con su marido (a quien describía como un monstruo) sino quizás con sus padres y hermanos.
Henriette sabía que en algún momento abandonaría a Casanova, por eso no le prometió nada, pero disfruto cada momento a su lado y le enseñó a vivir el día.

Una noche de diciembre, mientras paseaban por los jardines del palacio real de Colorno, la pareja se cruzó con François-Antoine d'Antoine-Blaças, un caballero relacionado por matrimonio con el propio marido de Henriette y, por esto, conocedor de la situación.
A pesar de que inicialmente Henriette negara conocerlo, el caballero solicitó días después una entrevista con el propio Casanova a quien entregó una carta sellada dirigida a ella. El contenido de aquella carta permaneció oculto “por el honor de dos familias”.
Finalmente fue concertado un encuentro. Durante las seis horas que duró la reunión entre Henriette y Antoine-Blacas, Casanova se angustiaba sabiendo que el texto de las cartas que se estaban redactando en ese momento, sellaría su propio destino.
Varias semanas después, llegarían las respuestas aceptando todas las condiciones que Henriette había impuesto para su retorno. Pronto partiría en compañía de su amante hasta Ginebra y, luego, continuaría su viaje sola.
Ella no le ilusionó con hacer la separación menos dolorosa, sino que, al contrario, le rogó que no le hiciera preguntas y le hizo prometer que no demostraría conocerla si volvían a encontrarse en el futuro.

“Sombríos y meditabundos, tal como la persona se siente cuando la más profunda tristeza se abate sobre el espíritu”, escribiría años después Casanova.
Antes de partir, Henriette le pidió que se quedara en el hotel hasta que recibiera una carta que ella le enviaría desde la primera estafeta postal en la que se detuviera, pero cuando la misiva llegó al día siguiente sólo contenía una palabra: ADIOS. Días más tarde, Casanova recibió de manos de D'Antonine-Blacas una carta que transcribió íntegramente en sus memorias:

“Soy yo, mi único amigo, quien ha tenido que abandonarte. No aumentes tu dolor pensando en el mío. Imaginémonos que hemos tenido un sueño muy agradable y no nos quejemos de nuestro destino, porque jamás un sueño tan placentero fue tan largo. Congratulémonos por haber sabido ser perfectamente dichosos durante tres meses seguidos. Son muy pocos los mortales que pueden decir otro tanto. Así pues, no nos olvidemos jamás el uno del otro y rememoremos con frecuencia nuestros amores en nuestra mente para poder, así, renovarlos en nuestras almas, las cuales, aunque separadas, los revivirán con una intensidad aun mayor. No te informes sobre mí y si el azar te hace llegar a saber quién soy yo, haz como si lo ignorases. Sabe, mi querido amigo, que he puesto en orden mis asuntos y que seré, por todo el tiempo que me resta de vida, tan dichosa como pueda serlo sin ti. No sé quien eres, pero sé que nadie en el mundo te conoce mejor que yo. No volveré a tener más amantes en todo lo que me resta de vida; pero deseo que no pienses en hacer lo mismo. Deseo que ames de nuevo, e incluso que encuentres a otra Henriette. Adiós.”

Y, en el cristal de su habitación, arañandolo con un diamante:
“Tu oublieras aussi Henriette” (“También olvidarás a tu Henriette”) A lo que Casanova respondió casi 40 años después:
“No, no la he olvidado, y me pongo bálsamo en el alma cada vez que pienso en ella”

Tiempo después, el destino volvió a reunirlos precisamente en la casa familiar de Henriette por lo que ella mantuvo oculta su identidad, pero no pudo evitar hacerle saber que lo había reconocido: cuando Casanova se hallaba ya a kilómetros de distancia recibió una carta en la que sólo estaba escrito “Al hombre más honorable que he conocido en el mundo. Henriette”.
En sus memorias, Casanova informa que sigue manteniendo contacto postal con ella, que está bien y encantada con su vida.
Haciendo gala de una gran discreción Casanova ocultaba los verdaderos nombres de sus conquistas. En el caso de Henriette, no sólo no reveló jamás a nadie su verdadera identidad, sino que ha dado tan pocos datos que aún mantiene intrigados a sus lectores. Quienes han investigado la vida del gran seductor veneciano han llegado a elaborar tres teorías al respecto. Personalmente, amo a Casanova, a Henriette y a su historia de amor, de modo que prefiero ignorarlas.


Que él la amara fue suficiente para que yo me enamorara de ella, pero saber de su pasión, su valor y su fortaleza de espíritu me ha hecho admirarla de tal manera que prefiero que Henriette siga siendo la dulce y misteriosa Henriette.
Hasta el próximo tic-tac

15 octubre 2009

Infinito


Qué manía de lo neonato
de morirse
a cada instante,
para reencarnar
en otro rostro
sus mismos ojos...
y volver a morirse.

Qué capricho
el de aquel faro lejano,
cuando gira
hasta encandilarnos
y luego sigue de largo;
dejándonos la amargura
de la repetida pérdida.

Qué terca testarudez
que padece mi inconsciencia,
caminando imperturbable
hacia aquello
que indefectiblemente se alejará



Hasta el próximo tic tac.

01 octubre 2009

Voy a extrañarte

En cada amanecer
cuando la fusión de brillo
me recuerde tu mirada;
cuando las olas murmuren tu beso.
Con la caricia del viento
o con el abrazo del sol
voy a extrañarte.
Cuando llore algún río
cuando sueñe una luna,
sólo con este recuerdo de vos.
Cada implacable ocaso
que cierre tus ojos
y nos separe a los dos...
voy a extrañarte. Hasta el próximo tic tac

24 septiembre 2009

Delirio

Soñando escribí un poema
porque soñando sentí tu piel,
soñando vi como quema
el fuego de un fiel papel.


En el poema de mi sueño
de un destello me enamoré,
y en mi quimera eras dueño
del fulgor que amé.


Aún sin haber despertado
tu boca un beso dejó
y el rumor resquebrajado


de mi sueño me despojó.
Me dejó sin fulgor, me quedé sin tu piel,
me quedé sin poema; en blanco mi fiel papel.-


Hasta el próximo tic tac

17 septiembre 2009

Fantasias II - El Encuentro

Sus miradas se cruzaron en silencio un instante más de lo habitual.
Meses y meses de angustia, ansiedad, deseo y diálogos a oscuras se hacían presentes en ese encuentro. Furtivo. El primero.
Latidos y respiraciones resonaban en un cuarto aislado del mundo: de sus respectivos mundos, tan reales… tan crueles… anacrónicos. Las palabras sobraban ahora (ya habría tiempo después). ¡Estaban tan hartos de palabras! Sólo querían mirarse y ver en otros ojos las propias incertidumbres (¡Cómo enamoran las incertidumbres!).
“¿Estará decepcionado?”
“¿Le gustaré?”
“¿Será verdad todo esto?”
“¿No será que estoy soñando, otra vez?”
Las sonrisas empezaron a despejar las dudas, y los pasos siguieron a las sonrisas. Se acercaron lentamente, y lentamente ella levantó la mano para acariciar su mejilla. Como si quisiera comprobar que era real.
Él reaccionó al gesto,estremeciéndose, la tomó de la cintura y acortó la escasa distancia que los separaba.
Ambos luchaban entre el deseo de cerrar los ojos, para disfrutar de las sensaciones, y la necesidad de mantener la vista fija en el otro, para comprobar que aún seguía ahí… Hasta que sus labios coincidieron... Entonces, y sólo entonces, les bastó con la energía que les traspasaba la piel.
El beso más tierno, más profundo y más apasionado de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
**
Horas después (horas plenas de pasiones, palabras y especulaciones sobre caminos que se cruzan demasiado tarde), la luz del sol a través de las persianas les advirtió que sus mundos reales, esos inoportunos, se acercaban. Implacables. Crueles. Unidos de alguna manera para siempre a partir de ahora (¿por qué ahora?, ¿por qué así?)
Llegaba el momento de marchar.
El silencio volvió a hacerse presente: las miradas bastaban para transmitirse las mismas certezas, la misma angustia. Ella levantó la mano para tocarle la mejilla y grabar el recuerdo de su piel.
El beso más tierno, más triste y más cruel de la historia de los besos tuvo lugar en aquel cuarto… o, al menos, así lo sintieron ellos.
Último recuerdo de aquel encuentro. Furtivo. El último…
Maldita manía que tiene el destino de anunciar así su presencia y demostrar quién es el que decide.
Hasta el próximo tic tac

09 septiembre 2009

Anhelos

A su cabello oscuro
van a dormir mis sueños
para poder unirse
a los anhelos de su mirar.


Quisiera poder dormir
sobre mis propios sueños
para que en su viaje sublime
me acerquen a usted.


Quisiera poder posarme
en su cabello oscuro
y, como mis sueños,
entre el perfume dormir.-
Hasta el próximo tic tac

03 septiembre 2009

Perdóneme

Extraño héroe en la distancia,

despertó más de un letargo,

culpa de mi inconstancia

le envío este ruego amargo:

perdone estos sentimientos,

que a su lado están… silentes,

descontrol de pensamientos

en otra historia presentes.

De corazón le aseguro,

maestro mío querido,

de sensación tan profunda

con mi sorpresa redunda

un pasatiempo perdido,

encontrado tras un muro…

Hasta el próximo tic tac

26 agosto 2009

Mitología I: Ártemis

La diosa griega de la caza y hermana de Apolo, Ártemis, era hija de Zeus y Leto. Cuando Hera, la celosa esposa de Zeus y diosa del matrimonio, descubrió que Leto estaba embarazada de éste, prohibió que diera a luz en cualquier lugar donde diera el sol. Zeus intervino para que el viento Aquilón recogiera a Leto y la llevara junto a Poseidón, quien la transportó hasta la isla Ortigia (más tarde llamada Delos) y la protegió con sus olas. Según cuentan algunos cronistas, Ártemis nació primero, y ayudó a su madre a traer al mundo a su hermano Apolo, razón por la que es adorada en algunos sitios como diosa de la fertilidad y los partos. Otros, dicen que en Ortigia nació Ártemis y en Delos (que es una isla distinta) nació Apolo.
Habitualmente representada portando arco y flechas, rodeada de animales salvajes y de caza, ha sido asociada a la luna (como Apolo al sol), por lo que Suele llevar también una antorcha lunar.
Eternamente joven y virgen, fue una de las deidades más ampliamente veneradas y una de las más antiguas. Cabe aclarar que el concepto de virginidad era interpretado de manera diferente a la actual. Algunos autores creen que en aquellos tiempos una mujer virgen era una mujer soltera, sin ataduras con hombre alguno. Interpretación que coincide con el espíritu de naturaleza indomable de la diosa.
También ha sido considerada como la protectora de la Amazonas: una raza de guerreras que excluían a los hombre de su sociedad, aunque mantenían relaciones sexuales ocasionales con los que habitaban los estados vecinos. Las niñas nacidas de estas relaciones, eran entrenadas para la guerra y los niños, asesinados o enviados a vivir con sus padres. Tenían la costumbre de quemarse el pecho derecho, para facilitar la tensión del arco, hecho que no ha impedido que fueran representadas como bellísimas mujeres sin signos de mutilación.
En la mitología romana la diosa de la caza, Diana, poseía santuarios por todo el imperio. Se cuenta que los hombres, excluidos de sus festividades, corrían el riesgo de ser destrozados por sus perros si osaban entrar en el templo durante los rituales.
Para la mitología etrusca, Aritimi o Artume, hermana de Aplu, pasó de ser una arquera cazadora que cabalgaba sobre ciervos, a ocuparse del mundo musical, tañendo liras, y luego a proteger a los niños.
Vengativa y rencorosa, Ártemis descargaba su cólera utilizando flechas que provocaban una muerte repentina, aunque, como el resto de los dioses, tenía otras formas de aplicar el castigo. Entre sus víctimas podemos citar a Acteón, príncipe cazador que, habiéndose perdido en el bosque, observó cómo Ártemis y sus ninfas se bañaban desnudas en una charca. Al descubrirlo, las ninfas gritaron furiosas y se apresuraron a cubrir con sus propios cuerpos a la diosa que, al no tener al alcance sus armas, lo convirtió en un ciervo y envió tras él a sus propios perros que no reconocieron a su dueño y lo devoraron. En otros relatos, el motivo de la ira de Ártemis se debe a que Acteón alardeara de ser mejor cazador que la deidad. Sin embargo, esta diosa, que también era considerada la protectora de los niños, no siempre tenía un carácter tan violento y cruel: Hipólito, joven apasionado por la caza y las artes violentas, era hijo de Teseo y la amazona Antíope (aunque hay versiones que mencionan como sus madres a Melanipa o Hipólita). Veneraba a Ártemis y, enamorado de ésta, menospreciaba el amor de Afrodita quien, ofendida, despertó en Fedra, la segunda esposa de Teseo, una incontrolable pasión despreciada por el casto joven. Despechada su madrastra lo acusa de haberla violado provocando que Teseo, enfurecido con su hijo, pidiera venganza a Poseidón. Cuando Hipólito calvagaba en su carro el dios del mar le envió un monstruo marino que provocó que muriera aplastado por sus caballos. Apenada, Ártemis, ruega a Asclepio (dios de la medicina) que resucite a su fiel devoto, para luego enviarlo a su templo en Aricia (Italia), donde fue identificado con Virbio, compañero de la diosa.
En definitiva: una diosa salvaje, rodeada de fieras, vengativa y a veces cruel, pero fiel a quienes le son fieles.
Hasta el próximo tic tac

20 agosto 2009

Fantasias I - El concierto

Esperó a que la sala empezara a vaciarse antes de comenzar a recoger sus cosas. Necesitaba unos momentos de introspección para poder dejar gravado en su espíritu aquel concierto. No es que fuera aficionada a ese estilo musical, pero aquellos chicos embriagan el alma. Mientras aplaudía a rabiar, de pie, junto al resto del público pensó:
“Mañana tendré resaca”
Pero la idea no le disgustó, más bien, todo lo contrario. Buscó el casco debajo de la butaca, se colgó el bolso y camino lentamente hacia la salida, recordando cada nota, cada voz, cada canción… Intentando que el mundo a su alrededor no le provocara distracciones, envuelta en la música.
Así llegó hasta la puerta de salida y sintió el aire fresco en la cara. Se acercó a la moto y buscó las llaves en el bolso antes de cruzárselo al cuello, para que no le molestara al conducir. Tan concentrada estaba, que no notó la puerta lateral que se abría, ni a la persona que salía por ella, hasta que escuchó el primer grito. Alguien estaba parado, bajo la marquesina del teatro, insultando ferozmente al sorprendido cantante que esperaba al resto de sus compañeros.
Al principio, ninguno pudo entender de qué se trataba. Luego, la expresión del cantante fue cambiando a medida que las palabras iban tomando forma. Entre insulto e insulto, el desaforado iba dando a entender todo aquello que le disgustaba del grupo, de su música y del mundo en general... Ella suspiró, ¿era necesario armar tanto escándalo? “Si yo me pusiera a gritarle a la gente sólo porque no me gusta lo que hacen, me habría quedado sin empleo...” Puso el casco sobre el asiento de la moto y se giro, dispuesta a contestarle alguna cosa que lo hiciera callar, cuando escuchó a aquel loco pronunciar esa palabra, una acusación, la peor... No le hizo falta mirar al cantante para saber lo que se disponía a hacer. En un instante, sin pensarlo, ella se interpuso en su camino y lo frenó. Las dos manos, firmes, en su pecho. _ ¡Espere! … ¡Escúcheme!... ¡Espere!_ intentaba hacerse oír entre los gritos de ambos. El loco seguía parado frente al teatro desafiandolo. Él intentaba zafarse suavemente. A pesar de que la rabia le impedía ver a la persona que intentaba frenarlo, aún le quedaba el suficiente sentido común como para saber que no quería hacerle daño, no a ella, que seguía intentando evitar un desastre. “¡Quién me ha mandado a meterme en esto! ¿Ahora cómo hago para que me escuche y ver si logro calmarlo?” Y entonces, en un impulso... _DEME UN BESO Se paró en seco y la miró, interrogante. Ella sonrió: _Necesitaba que me hiciera caso… No vale la pena, no es más que un idiota _ ¿De verdad me está diciendo que no merece que alguien lo haga callar? Los gritos del hombre seguían sonando de fondo… _Sí, claro que sí… ¡y rápido! Pero no usted. Usted tiene talento...toca la guitarra, el piano… ¿Quiere dejarse los dedos en la cara de ese descerebrado? _
Los gritos del hombre la estaban sacando de quicio.
Se giró para enfrentarlo: _¿Por qué no te vas a escuchar a Britney Spears?_ la carcajada que sonó a su lado finalmente consiguió callar al loco_ No, en serio, ponete un DVD y hace… lo que quieras….Aaaahg _volvió a mirar al cantante_ ¡Qué asco! ¿A mi sola se me ocurre?Ahora no podré quitarme esa imagen de la cabeza… _ Tal vez yo pueda ayudarla...
Y así, sin decir más, se acercó a su boca y la besó. Suavemente, por si acaso. Un beso dulce y armónico. Como si conociera esos labios de toda la vida y, al mismo tiempo, con la intensidad de quien quiere descubrir cada rincón, cada sabor…
La idea funcionaba, ahora mismo su mente se concentraba sólo en fijar las sensaciones que estaba recibiendo. El loco desapareció (literalmente): es probable que se sintiera fuera de lugar, descolocado por esa reacción inesperada. _Puede abrir los ojos…_ le dijo al separarse _ ¡Shhh! Se está tan bien en otro mundo…_ susurró ella _Bueno, este parece haber mejorado un poco, ¿no? Abrió los ojos y lo miró un instante antes de descubrir, junto a la silenciosa puerta lateral, a los otros 5 integrantes del grupo mirando la escena con una mezcla de sorpresa y diversión en sus expresiones. _Creo que tenemos público. Será mejor que me vaya… _No. Espere, por favor. Dígame, al menos, quién es usted_ le gritó mientras ella se sentaba en la moto. Sonrió detrás del casco: _Una sombra… El ruido de la moto silenció cualquier intento de réplica. Ella seguía sonriendo mientras conducía de vuelta al hotel. Ahora tendría algo más que llevarse cuando, al día siguiente, el avión despegara rumbo al otro lado del mundo, su lado…
Hasta el próximo tic tac

13 agosto 2009

Instrucciones para hacer una encuesta

La encuesta es una herramienta de estudio, un procedimiento para obtener información mediante entrevistas basadas en un cuestionario. Es la técnica que más se utiliza para la obtención de datos que luego influirán en la toma de decisiones. Decisiones que generalmente consisten en dejar las cosas tal como están.
Para realizar una encuesta, es imprescindible el diseño previo de un cuestionario.
Para ello, existen unos seres misteriosos, casi mitológicos. Todos sabemos que existen, aunque no los hemos visto jamás. Estos seres, llamados Técnicos, viven aislados del mundo, encerrados voluntariamente en cuartos sin ventanas con las paredes forradas de títulos universitarios que, de más está decir, no bajan de Licenciaturas. Ellos son los encargados de elaborar el cuestionario y redactar las preguntas que hombres y mujeres reales accederán a contestar.
El nexo entre el mundo real y el Técnico, es el Encuestador. Un ser mágico capaz de conseguir, por ejemplo, que una persona recién llegada a casa después de un día agotador y rodeada de hijos y pareja exigentes, escuche, interprete y responda a preguntas como las siguientes:
  • En el último año (12 meses, 365 días, etc.), ¿cuántas veces ha consultado usted la hora en un reloj? (y dónde sino)
  • En el marco económico actual, ¿cree conveniente la aplicación de medidas intervencionistas que aseguren el superávit en el saldo de la balanza comercial?

De acuerdo, estas dos me las he inventado, pero poseo pruebas empíricas de que no me he alejado mucho de la realidad.

Evidentemente, no cualquier mortal puede ser Encuestador. No es que haya que pasar por Hogwarts, pero existe una serie de reglas que deben cumplirse a la hora de realizar una encuesta y que no cualquiera está dispuesto a aceptar. Dichas reglas serán detalladas a continuación, con algunos añadidos propios (entre paréntesis): -La encuesta debe ser realizada en su totalidad al entrevistado (es decir, no se invente la encuesta)

-No deben ser falseados los datos del entrevistado (si se llama María, no diga que es un hombre porque no se lo cree nadie)

-No debe omitirse ninguna pregunta (por muy larga que resulte la encuesta o muy estúpida que resulte dicha pregunta)

-La amabilidad, la educación y las ganas de hacer las cosas bien deben mantenerse durante todo el contacto con el entrevistado (si quiere insultarlo, espere a acabar la encuesta y encontrarse a una distancia que le asegure no ser escuchado)

-Se requiere seguridad y confianza en uno mismo para reducir el número de negativas (es decir, esto sirve para algo: créalo)

-Las preguntas deben leerse literalmente, tal y como han sido diseñadas por los técnicos. ()

-No se debe condicionar las respuestas (“Si elige la primera lo mato”) ni reaccionar negativamente ante ellas (“¡Cómo se le ocurre decir eso! ¡Tiene que estar usted loco para pensar así!”)

-Salvo indicación contraria, las encuestas se realizaran en el domicilio del entrevistado, por lo tanto se debe confirmar que éste vive allí habitualmente (evite hacer la encuesta al amante ocasional, salvo que éste le invite a pasarse por su casa)

-Al acabar la encuesta, el entrevistador agradecerá la colaboración y se despedirá cortésmente (se ruega a los/las encuestador/as no seducir a los/las entrevistados/as: no está bien visto)

Los encuestadores telefónicos (sus poderes mágicos son los mismos, pero trabajan en una oficina, con la vista fija en un monitor y la oreja pegada al auricular del teléfono) deben cumplir, además de lo anterior, unas normas de conducta bastante específicas:

-Puntualidad

-Higiene personal y del espacio de trabajo

-Control de sus adicciones (tabaco y demás…), excepto durante el período de descanso (aunque en éste sólo se acepta el tabaco)

Además…

-Está prohibido realizar llamadas personales sin permiso (cuando pida permiso, recuerde especificar si la llamada es local o internacional)

-Se ruega no romper el material de trabajo

-Es indispensable sentarse correctamente y mantener las formas ()

Todas estas normas aseguran a nuestros técnicos la fiabilidad de los resultados posteriormente recogidos en informes que serán entregados a personas importantes que no los leerán jamás...

Hasta el próximo tic tac

06 agosto 2009

Maternidad patológica.

Por qué la maternidad ha de implicar, indefectiblemente, el sufrimiento eterno? A nadie (o casi) es ajena la ingratitud que todos los padres soportan en ciertas etapas de la vida de sus hijos (la condición de retoños nos es común a todos). Pero lo que me pregunto es: ¿Por qué la maternidad es la única que tiene la obligatoriedad del sufrimiento como garantía de calidad.
"Hay mujeres para quienes los hijos no son lo más importante del mundo: como éste no era el caso, "mi mujer" prefirió vivir todos los dolores del parto como una campeona." Escuchando frases de esta guisa, no puedo evitar que el rechazo de la epidural me resulte no menos que misógino. Con cada contracción estamos expiando la culpa de nuestro pecado original... del nuestro y del de todo el universo!! ¿Es que aquellas que padecen (sí, "padecen" porque no nos olvidemos que es una intervención quirúrgica) una cesárea se preocupan menos del bienestar de sus hijos? ¿O,acaso, quienes pueden elegir un parto natural con ayuda de la epidural serán peores madres? Eso significaría que las mujeres que prefieren tener a sus hijos de la manera más natural posible (en sus casas, amparadas por una comadrona) tienen garatizada la educación y la calidad humana de sus vástagos en el futuro. No hace falta retroceder mucho en el tiempo para concluir que, de ser esto cierto, el mundo en que el vivimos sería otro...
Sarcasmos al margen, no tengo nada en contra de quienes eligen soportar el dolor. Lo que me resulta molesto es que esto sea enarbolado como bandera de la maternidad. Porque esta elección no es más que eso: una elección, personal y femenina, a la que deberíamos optar libres de presiones externas. Cada mujer debería poder decidir en cualquier momento si padecer o no los dolores del parto, sin tener que buscar luego excusas que alivien conciencias y desvíen miradas acusadoras.
Dudo mucho que una extracción de muelas sea más doloroso que un parto; sin embargo, a nadie se le ocurre hacerse el valiente frente al dentista ni, mucho menos, salir de allí alardeando de ello (básicamente porque le tacharíamos de idiota).
Francamente, me resulta irritante la superioridad con la que algunas mujeres describen cómo lloraban de dolor mientras sus bebés mamaban leche, sangre y angustia... Sobre todo, cuando 20 o 30 años después las oyes llamarlos por teléfono, al mediodía, para que se levanten de la cama y, de paso, para instruirlos en la ubicación de un desayuno que ella, como buena madre, le ha dejado listo para calentar...
Hasta el próximo tic tac

30 julio 2009

Presentación

Estreno blog, y aprovecho para presentarme, en la fecha en la que Paraguay celebra el Día de Amigo. A 10 días de que se celebrara en Argentina.
Podríamos considerarlo una cábala, un deseo oculto de encontrar por aquí gente que me quiera porque este ejercicio literario les genera algún tipo de emoción.
Soy mujer, madre y trabajadora, en ese orden. Como mujer: soy apasionada, soñadora, amo la poesía, la literatura, la música. Me interesa la mitología, la historia...
Admiro hasta el fanatismo, a la gente que posee algún talento del que yo carezco (es decir, admiro a la gente con talento). Entre ellos podría mencionar, por citar algunos, a Alejandro Dolina (quien espero me perdone por hacerle responsable de muchas de las palabras que rulen por aquí), Eduardo Galeano, Mario Benedetti, Julio Cortazar, Ernesto Sábato, Julia Prilutzky Farny, Alfonsina... y la lista no acaba
Como madre, soy más racional aunque me emociona ver a mi hija aprender cosas cada día. A las listas anteriores, le sumo la pedagogía, la empatía, a Elsa Borneman y a Jo Frost, y con todo ello intento crear un paquete que valga la pena transmitir.
Como trabajadora no cito a nadie, pero uso todo lo anterior como metáfora de la supervivencia.
Aquellos a quienes he chantajeado emocionalmente para que lean y dejen comentarios (y a quienes agradeceré siempre por el apoyo prestado), se encontrarán con una insoportable variedad de temas que a cualquier psiquiatra que se precie le bastaría para diagnosticar esquizofrenia.
Tendrán quejas (muchas), sarcasmos, poesía, ensayos y monografías de todo tipo. Tal vez algunos dibujos prestados y algo de música.
Todo esto como un patético intento de alejarnos durante un instante de la realidad que nos golpea implacable.
Hasta el próximo tictac.